¿Qué es una acción preferente convertible?
La acción preferente convertible es aquella que otorga a su propietario un privilegio extra, que es la obtención de un beneficio económico mediante el reparto de dividendos, abonados antes que a los titulares de las acciones ordinarias (salvo imposibilidad financiera de la empresa) y que además podría llegar a convertirse en un futuro en un título ordinario.
¿Aportan beneficios estas acciones?
Una acción preferente convertible sí puede resultar rentable. En principio hay que distinguir las acciones ordinarias de las preferentes.
En el primer caso los propietarios obtienen beneficios a través del crecimiento de las acciones comunes y las entidades realizan el reparto de dividendos. Por otra parte, en caso de quiebra de la empresa, los titulares de acciones ordinarias no pueden reclamar sus activos hasta que se hayan satisfecho los pagos a acreedores, incluidos los propietarios de acciones privilegiadas.
Las acciones preferentes garantizan un rendimiento mínimo fijo y sus titulares tienen privilegios jerárquicos en el reparto de dividendos, por lo que en teoría el beneficio es mucho más estable. Pero también entrañan algunos inconvenientes, como en el supuesto de que la compañía decida hacer un reparto más amplio de dividendos: en este caso los propietarios de las acciones ordinarias pueden tener más valor. Otro handicap de los títulos preferentes sobre los comunes, es la volatilidad de los primeros.
Estas diferencias entre un tipo de acción u otra hace que los inversores prefieran poseer acciones ordinarias, que son productos con mayores niveles de riesgo, pero que aportan más rentabilidad.
¿Qué hace que la acción preferente convertible sea un producto interesante? La posibilidad, con un sobrecoste pactado en el contrato de compra de los títulos preferentes, de convertirse en acciones ordinarias de forma que el inversor pueda beneficiarse de la apreciación del precio de las acciones.
¿Qué debe figurar en el documento de conversión?
Una acción preferente convertible implica la posibilidad de su canje por una acción ordinaria bajo algunas premisas que deben ir incluidas en el contrato de compra: plazo mínimo para poder realizar esa conversión (habitualmente 5 o más años) y el coste que le conllevaría al accionista, el precio de conversión.
Por último es conveniente saber que suele ser el propio accionista el que solicita la conversión de sus acciones, pero en algunos contratos de compra la entidad o emisor incluyen cláusulas que pueden forzar esa conversión.