En la operativa de inversión, se denomina CFD (por sus siglas en inglés) o contrato por diferencias al instrumento financiero mediante el cual las partes intercambian, justamente, la diferencia entre la compra y la venta de un activo sin necesidad de que el receptor lo tenga en propiedad. Te pondremos un ejemplo. Imagina que estás convencido de que las acciones de una empresa van a subir pero no tienes dinero para comprarlas. Digamos que un bróker te cede 100 de ellas a cambio de sus comisiones y de un porcentaje de su precio como garantía. Has firmado un contrato por diferencias. Si estipulaba 100 acciones a un precio de 20 euros y, al final de la operación, las vendes a 25; has ganado 5 euros en cada acción. No obstante, de ahí debes restar los pagos al citado bróker.
Los contratos por diferencias en el trading financiero
A grandes rasgos, el ejemplo que te hemos expuesto sintetiza lo que es un contrato por diferencias en el mundo del trading. Sin embargo, hay otras claves que debes conocer si quieres operar con este instrumento financiero y no perder tus ahorros en el intento.
En primer lugar, quien te cede los activos nunca va a perder dinero. Por tanto, en caso de que bajen su valor, te cobrará esa diferencia. De hecho, para evitar impagos, los cobros se hacen al final de cada jornada. Por tanto, si haces una operación de estas, debes tener un control exhaustivo sobre el mercado, ya que tus pérdidas pueden superar la garantía inicial que has depositado. Son productos originados en lo que el argot denomina apalancamiento, es decir, en una deuda por tu parte. Y, si te equivocas en tus predicciones, ello tendrá un efecto multiplicador en esas pérdidas. La razón reside en el hecho de que tu responsabilidad se extiende a todo el valor del activo. Los contratos por diferencias pertenecen al grupo de productos conocidos como derivados financieros de tipo OTC (en inglés, Over The Counter), lo cual significa que cotizan en mercados sin regulación. Y, aunque se parecen a los futuros financieros, se diferencian de estos en que no tienen fecha de vencimiento, lo cual los convierte en un producto muy atractivo.
Por otra parte, puedes comprarlos pero también venderlos, y en ambos casos ganar dinero. Debes realizar la primera operación si piensas que el activo en cuestión va a subir. Utilizando el argot bursátil, te estás poniendo largo en ese valor. En cambio, debes venderlo cuando creas que un activo va a bajar (es decir, te estás poniendo corto). De esta última forma, también estás ganando dinero con las caídas de ese valor, ya que cobrarás las pérdidas a quien te lo ha comprado.
El contrato por diferencias no es un instrumento financiero sencillo. Por tanto, a la hora de suscribirlo, asegúrate de entender bien todo lo que pone. En él tienen que venir especificadas todas las posibilidades que puedan darse: las que afecten a la negociación bilateral entre las partes, los supuestos de cotización en mercados sin regulación y el riesgo de contraparte. Como te decíamos, asegura que se contemplen todas las situaciones que puedan derivarse de tus operaciones con los activos que te han cedido.
En conclusión, la figura del CFD o contrato por diferencias resulta interesante porque facilita mucho operar con valores. Con él puedes participar en los mercados financieros sin necesidad de desembolsar el valor íntegro de los activos con los que lo haces. Pero también es un producto con el que debes ser cauto por los riesgos que conlleva. Si quieres saber más sobre este y otros instrumentos, suscríbete al Club BPT y estarás siempre bien informado.